En los últimos 5 años la crisis de desplazamiento forzado en Latinoamérica y el Caribe ha cobrado mucha relevancia, tanto en términos políticos, por el reto que supone para los países de acogida y de tránsito para la gestión del creciente flujo de población migrante en tránsito; como en términos humanitarios, debido al incremento de las necesidades de asistencia humanitaria y de protección que se están generando a lo largo del corredor migratorio.
Oxfam y las organizaciones socias del Observatorio han puesto en marcha proyectos de asistencia humanitaria y de protección en varios países de la ruta migratoria de Latinoamérica para responder a esta crisis, empezando en 2018 en Guatemala ante el surgimiento de las caravanas de migrantes centroamericanos, así como en atención a los desplazados por la crisis política nicaragüense en Costa Rica; y posteriormente, en 2019 proporcionando asistencia humanitaria a los migrantes venezolanos (los “caminantes”) a su paso por Colombia.
Oxfam y los socios del observatorio continúan desarrollando proyectos de asistencia humanitaria y de fortalecimiento de los mecanismos de protección para la población desplazada en tránsito en Guatemala, Honduras, El Salvador, Costa Rica y Colombia.
La propuesta de este Observatorio nace de la experiencia generada en el trabajo de atención a la migración forzada irregular en éstos últimos cinco años, efectuado por el equipo humanitario en la región de las instituciones implicadas en esta iniciativa.
La definición de la Organización Internacional de las Migraciones (OIM) de crisis migratoria es “un término que describe los flujos migratorios complejos y, generalmente, a gran escala, así como los patrones de movilidad ocasionados por una crisis que suelen traer consigo considerables vulnerabilidades para las personas y comunidades afectadas y plantea serios retos de gestión de la migración a más largo plazo. Una crisis migratoria puede ser repentina o paulatina, puede ser por causas naturales u ocasionada por el hombre, y puede llevarse a cabo internamente o a través de las fronteras” . Las cifras de personas que intentan cruzar la frontera Sur de Estados Unidos reflejadas en los “encuentros” reportados por la Patrulla Fronteriza, dejan claro que la región de Latinoamérica y el Caribe enfrenta una notable crisis migratoria.
En respuesta a esta crisis, el “Observatorio de la Migración Forzada” estará enfocado en el flujo de migración irregular hacia la frontera sur con Estados Unidos de América, proponiendo la consecución de los siguientes objetivos:
Actualmente, con la participación de 14 organizaciones, el observatorio recoge información en 32 puntos fronterizos de 4 países, tal como se puede apreciar en el mapa siguiente.
La metodología consiste en establecer puntos estratégicos de monitoreo en la ruta migratoria en dirección hacia los Estados Unidos de América, con el propósito de obtener información periódica sobre: (a) las cantidades y condiciones en las cuales ocurre el desplazamiento forzado en Latinoamérica; (b) el acceso que tienen los desplazados en tránsito a redes de protección y asistencia humanitaria; (c) el acceso a servicios de denuncia de casos de trata de personas; (d) el conocimiento y acceso a mecanismos de denuncia, atención y gestión de casos de violencia contra las mujeres y niñez; entre otros aspectos relevantes.
El monitoreo es efectuado de manera estable en los puntos de tránsito seleccionados, pero se pondrán establecer nuevos puntos de monitoreo, según lo requiera el desarrollo de los flujos de migración forzada irregular. El observatorio se enfocará en el monitoreo del flujo migratorio que se dirige hacia EE.UU.
La migración forzada irregular ocurre al margen de los registros oficiales, con lo cual, el observatorio no busca establecer las cantidades precisas de personas en tránsito, si no, analizar las condiciones en las que éstas se movilizan, sus necesidades de protección y asistencia humanitaria, así como sus lugares de origen, rutas y otros elementos relevantes.
Aclarado el punto anterior, el monitoreo es efectuado bajo dos modalidades, la primera (a) a través de informantes calificados y la segunda, (b) a través del monitoreo in situ en puntos fronterizos clave. Los detalles de estas dos fuentes de información primaria se detallan a continuación: